«Desde lo personal, en Gustavo Teruel Inmobiliaria siempre nos encontramos muy cercanos a las manifestaciones artísticas en todas sus formas.
Por esa razón, elegimos ahora acercártelo a vos.
En cada cambio de estación del año, presentaremos el trabajo de un nuevo artista que estará expuesto durante tres meses para que pases a visitarlo cuando gustes.»
«New York City» de Pablo Pérez
¿Qué te motiva a pintar edificios o barcos?
Me gusta pintar la vida de colores, con fuerza, con alegría, con buena onda.
Vivir en Mar del Plata me invita diariamente a ver imágenes de ciudad, edificios, puerto, lanchas, barcos y me invita a jugar y reproducir esas formas a mi estilo.
Utilizo una técnica mixta, generalmente pintura acrílica y espátulas más que pincel. En cada cuadro que pinto pienso constantemente en dar un mensaje positivo,
elijo la paleta de colores y busco los nombres para complementar el mensaje que quiero dar.
¿Cree en esa frase de Picasso que decía que «la inspiración lo tiene que encontrar trabajando»?
Me parece que el ejercicio de pintar en forma continua te ayuda a crear, y en el momento de inspiración poder tener la tela adelante para hacerlo. También creo que es importante investigar temas, analizar otros pintores, observar la ciudad cada vez que la recorro. Hoy las redes sociales te ayudan a tener muchos amigos pintores del mundo, esta bueno porque interactúo mucho con ellos, intercambiamos ideas y eso me ayuda a crecer y seguir perfeccionando mi pintura.
¿Cómo te gustaría que tu obra trascienda?
Me gustaría saber que tengan algo que yo hice con felicidad.
Siempre que vendo un cuadro, espero que lo disfruten tanto como yo pintarlo.
Yo pinto cuando tengo ganas, me siento bien, contento, alegre… porque es lo que quiero transmitir.
El día que no tengo ese estado no puedo pintar porque no me sale. Toda esa emoción que yo le pongo cuando pinto, me parece bien que la reciba el otro.
Mi suegro, Antonio Calvente, era un gran pintor. Para mí era uno de los mejores impresionistas que tuvimos en la ciudad. Y mientras él vivía, nunca pintamos juntos. Pero siempre lo acompañé con sus pinturas, iba a su taller, discutíamos mucho en el buen sentido sobre arte.
Yo en ese momento ya coleccionaba pinturas.
Cuando él falleció, ni bien entré al taller, su paleta estaba fresca de óleo que había pintado el día anterior. Eso fue muy fuerte: de entrar a su taller y ver que todo estaba ahí, que todo se había terminado… Era entrar a cualquier casa y ver cuadros suyos colgados. Era una mezcla de tristeza y alegría. En el tiempo, la gente lo recordaba mucho… ahí aprendí que no es que había terminado, sino que el artista trasciende por su obra más allá de su ausencia física. Quizá eso también me motivó mucho a pintar, el pensar que el día que yo ya no esté mis amigos y mis hijos tengan algo que yo hice con felicidad.
Es muy sensible el tema, pero pinto porque me gusta, es mi cable a tierra. Me divierto mucho también haciéndolo.
Extracto de la nota realizada en Revista Central #34
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Crítica: http://morenoguii.com/noche-de-arte/
¡Mirá la nota en la Revista Central #77!