La casa que la diseñadora y artista Camila «Mila» Argañaras eligió para vivir con su novio, Fernando, y su perra, Olivia, era una pequeña gema a ser pulida. La propiedad es parte de un chalet antiguo que se dividió en un local y dos viviendas: una en la planta alta y, esta, en planta baja. Había pertenecido a una pareja bastante mayor y estaba llena de yeites de otra época: colores brillantes en las paredes y revestimientos de maderas oscurísimas, por ejemplo.
Junto con su socia de Urbano Home Studio, Mariu Bonzi, trazaron un plan para actualizarla. Un uso astuto del color para suplir la limitada entrada de luz natural y muebles de diseño propio orgánicamente combinados con piezas vintage.
«En una primera etapa, pintamos de blanco los ambientes sociales, techo y machimbre incluidos. Eso ya dio una sensación más luminosa. El mayor cambio vino con la segunda reforma, cuando cubrimos los pisos con microcemento claro, que refleja la luz y homogeniza los espacios». Además, continúa Mila, «sumando alfombras, delimitamos espacios con calidez».
El ropero bajo la escalera se aprovechó para ocultar el sector de lavadero. Crédito: Magalí Saberian
En el living, sofá ‘Marruecos’ con almohadones de lino, tusor y canvas, sillón ‘Milán’ de hierro y cuero, y mesa de centro con tablón y patas planas, cuyos 52cm de altura la hace mucho más cómoda para comer.
Junto a la ventana, hay una consola ‘Garay’ ( Urbano Home Studio) con lámpara de brazo móvil pintada de negro mate (Beltrame). Completa el espacio una alfombra lavable (RUGit) que delimita el sector.
El acceso a la habitación principal desde la cocina se cerró con un muro de ladrillo. En la superficie ganada se armó una estantería. Crédito: Magalí Saberian
La pareja también modernizó la cocina. Su nuevo diseño incluye muebles de petiribí laqueados ( Urbano Home Studio) y mesada de Silestone en forma de ‘L’. La alzada se resolvió con azulejos tipo ‘Subway’ y estantes amurados (Urbano Home Studio).
La iluminación corrió por cuenta del dueño de casa: un barral de hierro colgando del techo bastó como soporte para enroscar lámparas de estilo industrial e iluminar a piacere cada sector.
Una pared en tono petróleo le suma onda y proyección en altura a la cocina. Crédito: Magalí Saberian
En la zona del comedor se dispuso una mesa antigua de madera maciza y varios modelos de sillas vintage, acompañados por una obra de Guille Pachelo y una alfombra lavable a rayas (RUGit). «Si viene mucha gente a comer, armamos una picada en el living y listo», dice Mila.
Silla ‘Bidart’, consola ‘Laprida’ y estante (todo de Urbano Home Studio) con acuarela de Mila. Crédito: Magalí Saberian
En el patio interno, una franja de mosaicos le dan color a la pared. Crédito: Magalí Saberian
Las bibliotecas colgantes ‘Ginebra’, en petiribí, solucionan el espacio de guardado (Urbano Home Studio).Crédito: Magalí Saberian
En el estudio de Mila, la mesa de trabajo sobre caballetes se ubicó junto a la ventana, para que pueda pintar con luz natural. La silla que lo acompaña fue heredada y retapizada con un género estampado (La Compañía). Junto a ella, mesa de apoyo ‘Málaga’.
Completan la escena una alfombra tipo kilim de la colección de Facundo Lhez (RUGit), y un dúo de lámparas de mimbre XL (Mimbrería Gorriti).
Por su parte, el baño de la casa se actualizó con una mano de pintura oscura sobre los azulejos, un vanitory colgante de petiribí, un espejo redondo ‘Suipacha’ y un estante hueco de madera, que cubre la jabonera antigua empotrada en la pared (todo de Urbano Home Studio).
«Jugamos con el color para darle dinamismo al recorrido. En el cuarto, rosa a media altura; en el baño, que es uno de los ambientes más oscuros, fuimos por todo: en lugar de tratar de disimularlo con blanco, apostamos a un look más escenográfico».
Levantando las solapas del cubresomier se puede abrir con comodidad cada uno de los cajones bajo la cama. Crédito: Magalí Saberian
En el cuarto, cabecera y cubresomier de canvas gris, ropa de cama y almohadones, espejo de pie con marco de hierro, mesas de luz ‘Urbano’ con tapa de mármol ‘Negro Marquina’ (todo de Urbano Home Studio) y lámparas de brazo móvil (Ikea).
Además, un angostísimo estante de madera basta para exponer (y cambiar con frecuencia) las obras de la dueña de casa.
«También propusimos una renovación del exterior, para aprovecharlo al máximo. Con poco, logramos estilo y calidez».
Sobre el techo de varillas y hierro, una plancha de PVC protege el sector de las inclemencias de la lluvia. Crédito: Magalí Saberian
En el sector techado en el que posan Mila y Mariu, mesa ‘Tablón’ con tapa de mármol, banco de hierro con respaldo y sillas Mar del Plata pintadas de negro brillante, todo obra del Estudio.
Para los curiosos, acá el plano completo de la casa
Producción: Clara Llorente.
Fuente: https://www.lanacion.com.ar/2105684-como-un-chalecito-de-barrio-en-hurlingham-se-hizo-comodo-y-cool
